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CONSECUENCIAS DEL MAL DORMIR EN LOS PADRES Y EN LOS NIÑOS

 

Son todavía frecuentes las creencias de que si un niño se despierta varias veces por la noche es un fenómeno corriente, que no cabe consultar con el pediatra y que solo la paciente, acción de la madre, que se levantará la mayoría de veces a intentar hacer dormir al niño, hará más soportable la situación. No obstante, no hay mayor desestabilizador de la harmonía conyugal que la situación que se presenta cuando aparece la dificultad para que el niño empiece a dormir y que posteriormente se despierte varias veces por la noche, día tras día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año. Cuando esto sucede los padres empiezan a utilizar las técnicas más lógicas, darle agua, mecerlo un poco, cantarle, darle la mano, dejarse acariciar el pelo o las orejas, etc. Nada de esto suele ser suficiente y a pesar de que el niño se queda dormido después de algunos minutos, el sueño no es continuo y se despierta varias veces debiendo los padres intentar nuevamente las rutinas para adormecerlo. Poco a poco las cosas se complican. El niño va creciendo y exigiendo nuevas demandas, puede dormirse en el sofá, mirando TV o en la cama de los padres. Todo esto sigue siendo insuficiente puesto que los despertares nocturnos persisten y la hora de acostarse se retrasa. Muchos padres intentan ponerlos en la cama más tarde a fin de que presenten mayor cansancio y se duerman más fácilmente. Craso error, el niño siempre resiste más y no por acostarse más tarde se duerme antes o se despierta menos veces por la noche. La sensación de frustración se incrementa. Los padres reciben consejos de los abuelos, vecinos, amigos, todos saben mas que ellos y tienen la sensación de que los niños de los demás duermen mejor que los suyos. Las reacciones de autoculpa son frecuentes e incluso la sensación de inseguridad con respecto al problema se hace evidente intercambiándose acusaciones de culpabilidad.

El rechazo hacia el niño puede empezar a cristalizar mostrando en ocasiones actitudes agresivas, que normalmente son verbales aunque pueden llegar a ser físicas. No se desean más niños y se desea en ansiedad que crezca para que duerma mejor. Los padres esperan primero a que pasen los cólicos, después a que cambien la dieta, posteriormente piensan que cuando ande dormirá mejor. Nada de esto es cierto y el trastorno puede perdurar hasta los 5 años. Aún hoy resulta difícil encontrar la ayuda adecuada (1,5) ya que la mayoría de los abordajes terapéuticos están basados en conceptos de alteraciones de sueño de los adultos y bien es sabido que en los niños, las manifestaciones clínicas de sus trastornos, son muy distintas de los mayores.

Los niños también presentan claros síntomas. Son niños con una actitud bien "muy despierta" que captan con gran intensidad los fenómenos que existen a su alrededor-ansiedad, inseguridad, o bien tranquilidad y seguridad -.suelen tener sueño superficial durante el cual se muestran inquietos, como vigilantes, y cualquier pequeño ruido los despierta. Suelen ser niños irritables durante el día con gran dependencia hacia la persona que los cuida y si sumamos todos los minutos que tienen de sueño en 24 horas, el total es claramente inferior al número de horas normales para su edad.

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COMO ENSEÑAR A DORMIR BIEN. EL DORMIR BIRN ES UN HABITO

Durante el primer año de vida el niño aprende varios hábitos. El comer y el de dormir correctamente dos de los más importantes. Existen dos claras funciones fisiológicas que el niño debe realizar: comer y dormir, pero comer bien es un habito y dormir bien también es un hábito. Los niños aprenden a comer correctamente según las normas sociales que les rodean. Los Occidentales lo hacen sentados en sillas, apoyando el plato en la mesa y utilizando unos utensilios que denominamos tenedor cuchara. En Oriente se come sentado en el suelo, con un bol en la mano y utilizando palillos. Ambas conductas están bien y se consideran ambos hábitos correctos.

Con el sueño sucede lo mismo. Los niños pueden aprender a dormir solos, acompañados por los padres, en el sofá, en su cama, en la de los padres, etc., pero "las normas" que acompañan al acto de dormir deben ser dictadas por los padres y coherentes con la normas sociales imperantes. Por lo tanto en nuestro ambiente, un niño a partir de los 6-7 meses debe iniciar el sueño solo, sin llanto, y debe tener una duración de al menos 11-12 horas seguidas, sin despertares que interrumpan el mismo . Puede utilizar un muñeco de peluche como "amigo acompañante" (objeto transicional), debe dormir en su cuna y con la luz apagada.

CÓMO ADQUIRIMOS UN HÁBITO

Ayudamos al niño a configurar un habito por que realizamos una función asociada a unos elementos externos. Por ejemplo el comer lo asociamos a una serie de elementos como el bebedero, la silla, una cuchara, un tenedor, y repetimos esta asociación de "elementos externos" hasta que el niño aprenda a realizar correctamente. Con el sueño se produce un mecanismo parecido. El niño debe aprender a iniciar el sueño solo, asociado el acto de dormir con unos "elementos externos" como son su cama, el osito de peluche, su chupete y los demás elementos ornamentales de su habitación. L a actitud de los padres en fundamental porque son los que son los que comunican seguridad al niño.
Los padres cuando un niño es sentado por primera vez en la mesa no espera que el niño sepa utilizar correctamente los utensilios, cuchara, tenedor, etc. Y siempre piensa que ele niño debe "aprender" a comer correctamente. No angustian y al día siguiente vuelven a intentarlo de la misma forma. Esta actitud de seguridad va dando confianza al niño que después de repetir la misma acción múltiples veces acaba realizándola correctamente. Normalmente con el sueño suele ser de la misma manera. Los padres deben saber que los niños deben "aprender" a dormir solos y no deben comunicarles inseguridad.

 

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CÓMO REEDUCAR EL HABITO DEL SUEÑO

Para iniciar la modificación de los hábitos del sueño es básico crear un ritual alrededor de la acción de acostarse. Esta rutina debe ser un momento agradable que compartan padres e hijos y debe tener una duración entre 5 y 10 minutos. Consistirá básicamente en un intercambio emocional de tranquila información en relación al grado de comprensión del niño, realizada en un lugar distinto de donde duerme el niño, como cantar una suave melodía, contar una pequeña historia real, o bien programar una actividad para el día siguiente. El niño deberá estar informado continuamente del tiempo que le queda antes de que inicie su sueño. Posteriormente lo dejaremos en su habitación, en la cuna o cama y nos despediremos de él. Es básico que el niño este despierto cuando se salga de la habitación. Hay que recordar que el niño aprende a dormir con aquello que los adultos le dan y que en sus despertares fisiológicos durante la noche, reclamará las circunstancias que él haya asociado con su sueño (6). Si el niño se duerme solo, volverá a dormirse solo cuando se despierte por la noche, pero si se ha dormido en brazos o bien "lo han dormido" meciéndolo, reclamará los brazos o el mecimiento.
Si la rutina es correcta, el niño esperara con alegría el momento de irse a la cama y encontrará fácil separase de los padres cuando se vayan de la habitación. Ver la televisión antes de acostarse, aunque sea juntos no es una buena actividad, porque no permite el intercambio personal. Leerle un cuento, o hacer cualquier otra actividad tranquila es mucho más recomendable. Es bueno que tenga junto a él su animalito de peluche, su juguete preferido o su almohada. Se sentirá más acompañado cuando le dejen solo en la habitación y sobre todo descubrirá que permanecen con él cuando se despierte por la noche. Es muy importante la regularidad en la rutina nocturna para preparar al niño para el sueño.
Una vez terminada la rutina los padres abandonarán la habitación y deberán seguir una tabla de tiempos de espera, que ira aumentando de forma progresiva, siguiendo las técnicas conductuales de agotamiento, hasta lograr que el niño se duerma solo (1). Muy a menudo los padres quedan sorprendidos de la rapidez y efectividad de estos métodos, que puede ser manifestada tras pocos días.
Es interesante, para completar el tratamiento, dar consejos a los padres sobre las pautas diurnas que deben seguir con su hijo, tanto en lo que se refiere al mantenimiento de unas rutinas horarias como a la relación personal con el niño. Todo lo que comporte dar seguridad a los padres redundara en la eficacia del tratamiento.
Siempre hay que tener presente que a un niño mal acostumbrado es muy difícil cambiarle los hábitos a partir del año de edad. El niño en crecimiento es un ser al que se le deben de inculcar unos hábitos de sueño correctos, con tranquilidad y seguridad, para evitar posteriormente la aparición de múltiples distorsiones patológicas relacionadas con su sueño, que pueden dar lugar a divergencias y malestar entre los padres y repercutir negativamente sobre la salud mental familiar. El llanto repetitivo continuo de un niño durante la noche, con múltiples despertares, es una de las "pesadillas" más duras de soportar.
Al valorar las alteraciones del sueño en los niños siempre hemos de tener en cuenta los siguientes elementos:

  • Que el síntoma es una información aportada por los padres y consecuentemente subjetiva

  • Es necesario detallar la historia y evolución del síntoma de manera muy precisa, detectar factores precipitantes, psicológicos u orgánicos y determinar los elementos de mantenimiento del problema

  • Es imprescindible la presencia de ambos padres para determinar ya desde la primera visita las interacciones de ambos con el niño
    El problema del sueño debe ser enmarcado durante el ciclo de 24 hrs ya que es muy probable que las distintas actividades diurnas influyan de forma clara en el sueño

  • Descartar de entrada los procesos orgánicos más frecuentes para cada grupo de edad que podrían distorsionar el sueño; cólicos, reflujo, intolerancia a la leche, infecciones de vías respiratorias altas, otitis media, atópia, etc. 

HIPERSOMNIA
Es un trastorno del mecanismo del sueño que se caracteriza por episodios de somnolencia excesiva durante el día, lo que usualmente se acompaña de siestas prolongadas en las que la persona solo despierta por periodos cortos de tiempo. Los periodos de sueño durante las siestas generalmente no son satisfactorios. El rendimiento de estas personas durante el día generalmente está muy disminuido. El sueño durante la noche es prolongado y en las mañanas es difícil despertar a la persona, que puede mostrarse irritable e incluso agresiva al ser despertada. Hay un cierto número de condiciones, pueden variar desde funcionales cerebrales, infecciones, enfermedades metabólicas y endocrinas, que se pueden acompañar de excesiva somnolencia durante el día. Por otro lado, también es importante mencionar un grupo de personas, que presentan similares manifestaciones, cuyo origen esta probablemente en el sistema nervioso central. Este cuadro se conoce como hipersomnia idiopática o narcolepsia, no-REM; en estos casos, las personas pueden presentar ataques recurrentes de somnolencia que puede culminar en ataques de sueño, como sucede en los pacientes narcolépticos, la diferencia es que están precedidos por largos periodos de fatiga, además las siestas generalmente son más prolongadas que en la narcolepsia, el problema puede durar toda la vida. La edad de inicio puede situarse entre la adolescencia y los principios de la segunda década y no existe preferencia por ninguno de los sexos.
Durante los periodos de extremo cansancio, las personas pueden desarrollar comportamiento automático con periodos muy cortos de sueño (microsueños de uno a cuatro segundos). En estos periodos automáticos, los pacientes actúan de forma inusual; haciendo cosas como: poner sal en el café, poner ropa sucia dentro de la ropa limpia, poner algún trasto dentro de la lavadora de ropa para lavarlo, o si conduce, aparece a veces a mucha distancia de su destino. Existe también otra variante de este problema, que ocurre generalmente de forma periódica y recurrente durante semanas o meses. Cada episodio dura desde días hasta varias semanas, el promedio de crisis es de 2 al año, aunque puede presentarse tanto como una vez por mes. Las personas pueden dormir tanto como 18 horas al día durante los episodios de somnolencia. Se presenta más frecuentemente en adolescentes varones, pero también en mujeres de alguna edad. Entre los episodios las personas pueden funcionar completamente bien; la enfermedad puede disminuir en frecuencia, severidad y duración con los años. Todo este cuadro se conoce con el síndrome de Klein-Levin. Insomnio Higiene Inicio de página Narcolepsia.

hipersomnia

Calz. de Tlalpan 4731,Toriello Guerra, Tlalpan, 14050, México, D.F.

URGENCIAS:
(044)5555050304
 
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CLINICA ESPECIALIZADA EN EPILEPSIA Y SUEÑO SA DE CV

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